Desde que yo era muy pequeña me han gustado la serie “Saint Seiya”, aunque, aquí en España, se renombró como “Los Caballeros del Zodíaco”; en la época en que las niñas estaban loquitas por otra serie de anime llamada “Guerrero Luna” yo me tragaba todos los capítulos de “Los Caballeros…” ¿La razón? Muy simple, mis primos mayores, que por aquel entonces rondarían los diecisiete o dieciocho años, la veían, y yo, que era como una muñeca que respiraba de cinco años o seis (a lo sumo), me sentaba a verla con ellos.

Me resultaba admirable ver como unos chicos de quince años luchaban, por proteger a una chica, que a mí siempre me pareció muy repipi. La verdad, todo sea dicho, mi concepto de la serie en aquel entonces era muy simple… Cinco chicos que protegían a una chica… a veces antiguos amigos se convertían en enemigos y otras eran sus enemigos lo que pasaban a ser sus amigos. Con el tiempo, la serie se acabó y cayó en mi pequeño pozo del olvido, hasta que un día encontré los mangas(comics) en la Biblioteca Regional, y mi pozo, regurgitó los recuerdos de la serie… Me leí los casi 40 volúmenes del manga sin descanso y con mucha más idea de la trama, con dieciséis años, yo ya tenía conocimientos de mitología griega (no muy extensos, pero los suficientes como para darme cuenta de los poderes o el modo de actuar de algunos personajes).
También me di cuenta de que estaba presente el clásico sentido del Destino, de la tragedia griega… Por ejemplo, Ikki, el Caballero del Fénix, siempre reaparece en el momento justo para rescatar a su hermano Shun de una muerte segura, o Seiya, que desde un principio busca a su hermana, en el momento final en el que es encontrada por sus amigos y él lo sabe (se ve venir que es el principio de su final) sabemos en nuestro interior que Seiya cumplirá su misión, pero que no podrá volver a ver a su hermana.
Mucha gente piensa que “Saint Seiya” es una serie de manga o anime más; pero, a parte del clásico valor de la lucha del Bien y del Mal, de lo correcto y lo incorrecto (la lucha de Saga y Kannon, caballeros de Géminis, en contra de la diosa que debían proteger, Atenea); de ver como de una forma u otra, por no querer ver o accediendo a lo que sucedía, se permiten que las cosas pasen (como los Caballeros de Oro del Santuario en la primera Saga) y que el fin no justifica los medios (la actuación de los Caballeros de Oro muertos en combate por salvar a Atenea en la Saga del Hades).
Tal vez unos dibujos animados, recordaron a una generación que para conseguir el fuego de los dioses hay que merecerlo.

Me resultaba admirable ver como unos chicos de quince años luchaban, por proteger a una chica, que a mí siempre me pareció muy repipi. La verdad, todo sea dicho, mi concepto de la serie en aquel entonces era muy simple… Cinco chicos que protegían a una chica… a veces antiguos amigos se convertían en enemigos y otras eran sus enemigos lo que pasaban a ser sus amigos. Con el tiempo, la serie se acabó y cayó en mi pequeño pozo del olvido, hasta que un día encontré los mangas(comics) en la Biblioteca Regional, y mi pozo, regurgitó los recuerdos de la serie… Me leí los casi 40 volúmenes del manga sin descanso y con mucha más idea de la trama, con dieciséis años, yo ya tenía conocimientos de mitología griega (no muy extensos, pero los suficientes como para darme cuenta de los poderes o el modo de actuar de algunos personajes).
También me di cuenta de que estaba presente el clásico sentido del Destino, de la tragedia griega… Por ejemplo, Ikki, el Caballero del Fénix, siempre reaparece en el momento justo para rescatar a su hermano Shun de una muerte segura, o Seiya, que desde un principio busca a su hermana, en el momento final en el que es encontrada por sus amigos y él lo sabe (se ve venir que es el principio de su final) sabemos en nuestro interior que Seiya cumplirá su misión, pero que no podrá volver a ver a su hermana.
Mucha gente piensa que “Saint Seiya” es una serie de manga o anime más; pero, a parte del clásico valor de la lucha del Bien y del Mal, de lo correcto y lo incorrecto (la lucha de Saga y Kannon, caballeros de Géminis, en contra de la diosa que debían proteger, Atenea); de ver como de una forma u otra, por no querer ver o accediendo a lo que sucedía, se permiten que las cosas pasen (como los Caballeros de Oro del Santuario en la primera Saga) y que el fin no justifica los medios (la actuación de los Caballeros de Oro muertos en combate por salvar a Atenea en la Saga del Hades).
Tal vez unos dibujos animados, recordaron a una generación que para conseguir el fuego de los dioses hay que merecerlo.
3 comentarios:
Hola niña, muy bien tu blog, muy interesante y demás, a ver si nos ponemos al dia y metemos noticias y comentarios sobre actualidad, un besito y enhorabuena por meterte en el nuevo mundo virtual.
Un saludo
Hola, enhorabuena por tu blog, esperemos que este sea el inicio de la nueva era de la comunicación cibernética, a por la actualidad informativa.
Un saludo
Muy bueno.
Me encanta como lo has expresado.
Tienes el don de la palabra ^^
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